Cuando decides matar el tiempo
empiezas a matar tus dones y el llamado que Dios ha puesto en tu vida. La
Biblia dice: “El que al viento observa, no sembrara; y el que mira a las nubes,
no cegara“. Eclesiastes 11.4
El primer paso para
vencer la tardanza es eliminar todas las excusas y razones para no tomar una
acción decisiva e inmediata. Lo importante no es estar ocupado sino progresar.
A los cristianos se nos debe conocer como quienes hacemos grandes cosas para Dios, no como los que simplemente hablamos de ellas. Quienes aplazan innecesariamente son mejores hablando que haciendo. Es verdad lo que Mark Twain dijo: “El ruido no produce nada. Con frecuencia una gallina que simplemente a puesto un huevo cacarea como si hubiera puesto un asteroide”.
Debemos ser como los
apóstoles. No se les conoce mucho por sus normas, procedimientos, teorías o
excusas. Por el contrario, se les conoce por sus hechos.
Muchos individuos dicen que esperan a Dios; pero en la mayoría de los casos es Dios quien los espera a ellos. Debemos decir con el salmista: “En tus manos están mis tiempos” (Salmos 31.15). El precio del crecimiento siempre es mejor que el costo del estancamiento. Como dijo Edmund Burke: “Lo que se necesita para el triunfo del mal es que los hombres valiosos no hagan nada”.
Ocasionalmente usted
puede ver a alguien que no hace nada y sin embargo parece tener éxito en la
vida. No se engañe. El viejo dicho es cierto: “Un reloj descompuesto da la hora
correcta solo dos veces por día”. Como cristianos se nos llama a progresar, no
a excusarnos.
“Un poco de dormir, un
poco de dormitar, un poco de cruzar las manos para descansar, y llegará tu
pobreza como ladrón, y tu necesidad como hombre armado.” Proverbios 24.33-34
(Biblia de las Américas). El hábito de aplazar es una herramienta del diablo
para retenernos y para hacernos desperdiciar el tiempo de Dios en nuestras
vidas. “El deseo del perezoso le mata, porque sus manos no quieren trabajar”
Proverbios 21.25
La verdad es que
mientras más nos demoremos en actuar en la dirección de Dios, más incierta
llegara a ser esta dirección.
Así que te animo a que
en este día tomes la decisión de dejar aquello con lo que matas el tiempo y le
hagas caso al salmo 6.6-8:
“Ve a la hormiga, oh perezoso
Mira sus caminos, y sé sabio;
La cual no teniendo capitán,
Ni gobernador, ni señor,
Prepara en el verano su comida,
Y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento.” (Reina-Valera 1960)
“Ve a la hormiga, oh perezoso
Mira sus caminos, y sé sabio;
La cual no teniendo capitán,
Ni gobernador, ni señor,
Prepara en el verano su comida,
Y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento.” (Reina-Valera 1960)
Y no olvides que: “El
alma del perezoso desea, y nada alcanza; Mas el alma de los diligentes será
prosperada.” Proverbios 13:4 (RV 1960)
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