Paginas

jueves, 30 de julio de 2015

¡CAMBIAR!

Esa sensación de querer cambiar y no poder. Ese momento de quebrantamiento al reconocer tu estado actual ,querer con todas tus fuerzas hacer algo por volver a tener aquella sensibilidad por Dios, pero por alguna razón se ha ido.

Y es que si examinas detenidamente tu vida podrás darte cuenta que poco a poco fuiste dejando la comunión con Dios.

En un principio dejaste de leer la Biblia, luego el orar te resulto aburrido y poco a poco remplazaste ese hábito por cualquier otra cosa. Fue así como sin darte cuenta fuiste dejando a un lado tu comunión con Dios, aquello que antes te parecía incorrecto, ahora ya no lo era tanto, comenzaste a practicar malos hábitos que calificaste como inofensivos, pero que a la largo fueron dañinos para tu vida espiritual.

Hoy quizá te encuentras en un punto en donde simplemente te das cuenta que NECESITAS CAMBIAR.

Reflexionas sobre tu vida y te das cuenta que ya no eres el mismo, aquella persona que se deleitaba adorando a Dios desapareció, aquella persona que vivía para servir a Dios ya no lo hace más, aquella persona que se quebrantaba fácilmente se ha vuelvo una total piedra, ahora todo lo espiritual parece exagerado y aquella humildad que te caracterizo en un inicio y por la cual avanzaste mucho ha desaparecido.

Tú sabes que no eres el mismo, sabes muy bien que necesitas cambiar, pero en ocasiones lo has intentado y no has obtenido resultados.

¿Qué pasa contigo?, es hora de despertar, es hora de comenzar con hechos a tratar de cambiar.

El cambio no es de un momento hacia otro, es el fruto del esfuerzo, la determinación, la voluntad, pero sobre todo es fruto de la comunión que tienes que entablar con Dios. Solo manteniendo una verdadera comunión con Dios puedes ver los resultados que quieres ver.

Comienza este día dedicando unos minutos para leer la Biblia y orar a Dios. No lo hagas cómo compromiso, ni mucho menos por obligación, hazlo porque simplemente eso siempre te hizo feliz, hazlo porque tú sabes que lo necesitas, porque tu alma tiene sed de Dios, porque tu espíritu anhela la presencia de Dios. Comienza hoy y repítelo mañana y el día después de mañana y todos los días, pero cuando lo hagas disfrútalo, hazlo alegremente y entonces comenzaras a ver cómo todo a tu alrededor va ir cambiando, cómo tu visión va irse transformando y cómo tu espíritu comenzara renovarse. Estoy seguro que si tienes la determinación y la voluntad para repetir ese tiempo con Dios cada día veras frutos maravillosos en tu vida.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario